domingo, 17 de junio de 2012

cavidad bucal

Mucosa bucal, dientes y encías
Pida al paciente que cierre los dientes y separe los labios, de modo que pueda observar la oclusión de los dientes. Esta maniobra le permite explorar también el nervio facial (VII nervio craneal). La oclusión es correcta cuando los molares superiores se apoyan directamente sobre los inferiores y los incisivos superiores sobresalen ligeramente por delante de los inferiores. La protrusión de los incisivos superiores o inferiores, la ausencia de solapamiento de los incisivos superiores sobre los inferiores y la existencia de piezas dentarias posteriores que no coinciden con sus homólogos del otro arco dentario son signos de maloclusión.
Tipos de maloclusión
Tipo
Características
Tipo I
La relación entre los molares es normal, pero la línea de oclusión es incorrecta.
Tipo II
Los molares inferiores están colocados distalmente en relación con los superiores; la línea de oclusión puede ser correcta o no serlo.
Tipo III
Los molares inferiores están colocados medialmente en relación con lo superiores; la línea de oclusión puede ser correcta o no serlo.
Haga que el paciente retire cualquier tipo de prótesis dentaria móvil y abra la boca parcialmente. Empleando un depresor de lengua y una fuente de iluminación potente, inspeccione la mucosa bucal, las encías y los dientes. La mucosa bucal debe ser de color rojo rosado, suave y húmeda; la desembocadura del conducto de Stenson debe aparecer en forma de una pequeña protrusión blanco-amarillenta o blanco-rosada, alineada aproximadamente con el segundo molar superior.
La manchas de Fordyce son glándulas sebáceas ectópicas que aparecen en la mucosa bucal y en los labios en forma de pequeñas y numerosas formaciones de color blanco-amarillento y ligeramente elevadas, que constituyen una variante normal. Una mucosa muy pigmentada puede indicar patología endocrina. Las cicatrices blanquecinas o rosadas suelen ser un resultado de traumatismos secundarios a una deficiente alineación dental. La existencia de una mancha roja en la mucosa bucal en la desembocadura del conducto de Stenson se relaciona con parotiditis (paperas). Las úlceras aftosas de la mucosa bucal aparecen en forma de lesiones blanquecinas, redondas u ovales, circundadas por un halo rojo.
La encía debe mostrar aspecto rosado y ligeramente punteado, con bordes claramente definidos y perfectamente ajustados sobre cada diente. La superficie de las encías de debajo de las dentaduras artificiales no debe presentar inflamación, hinchazón o hemorragias.
Empleando guantes, palpe las encías en busca de lesiones de cualquier tipo, induraciones engrosamientos o masas. No debe haber dolor a la palpación. El épulis, un granuloma que produce un aumento localizado del tamaño de la encía, suele corresponder a una alteración inflamatoria, más que maligna. El embarazo, los tratamientos con dilantina, la pubertad y la leucemia originan aumento de tamaño de las encías. Las existencias de una línea azul-negruzca aproximadamente a 1mm del borde de la encía puede indicar intoxicación crónica por plomo o bismuto. Las hemorragias frecuentes, las encías hinchadas con huecos aumentados entre los dientes y los bordes de la encía o con bolsas llenas de desechos en los bordes dentarios se asocian con gingivitis o parodontosis.
Inspecciones y cuente los dientes, observando eventuales signos de desgaste, escotaduras, caries y aftas. Asegúrese de que los dientes están firmemente anclados, comprobando cada uno con un depresor de lengua. Por lo general, los dientes tienen un color marfileño, pero pueden presentar una coloración amarillenta por el tabaco o marronácea por el café o el té. Los dientes sueltos pueden deberse a patología periodóntica o a traumatismo. Las alteraciones de color en la corona del diente deben hacer sospechar la existencia de caries.
Cavidad oral

Inspeccione el dorso de la lengua, observando cualquier signo de hinchazón, modificaciones del tamaño o el color, existencias de velos o ulceraciones. Haga que el paciente extienda la lengua y examine cualquier signo de desviación, temblor o limitación de movimientos de ésta. El procedimiento sirve también para explorar el nervio hipogloso. La lengua extendida no mostrará signos de atrofia y debe mantenerse en la línea media sin fasciculaciones. Su desviación hacia un lado indica atrofia lingual lateral y alteración del nervio hipogloso.
La lengua ha de mostrar un color apagado, húmedo y brillante. Su porción anterior debe presentar una superficie lisa y suave, aunque sembrada de papilas y pequeñas fisuras. La superficie de la porción posterior deberá ser suave, ligeramente irregular o arrugada y provista de una mucosa más fina que la anterior. La llamada lengua geográfica, una variante normal, presenta zonas superficiales circulares o irregulares desnudas, en loas que quedan expuestas las puntas de las papilas. Una lengua lisa, roja y de aspecto meloso puede indicar déficit de niacina o vitamina B1. Un aspecto peludo de la lengua, con papilas alargadas y de tonalidad que puede ir del amarillo-pardo al negro en el dorso, se observa en ocasiones asociada a tratamientos antibióticos.
Haga que el paciente toque con la punta de la lengua la zona del paladar situada inmediatamente detrás de los incisivos superiores e inspeccione el suelo de la boca y la superficie ventral de la lengua en busca de signos de hinchazón y varicosidades, observando también el frenillo, la cresta sublingual y los conductos de Wharton. El paciente no debe tener dificultad alguna en tocar con la punta de la lengua el paladar, por detrás de los incisivos medios superiores. La cara ventral de la lengua debe presentar una apariencia rosada y lisa, con grandes venas entre el frenillo y las franjas de la mucosa. Los conductos de Wharton deben ser evidentes a ambos lados del frenillo.
Sosteniendo la lengua con un trocito de gasa y la mano enguantada, tire de la misma hacia ambos lados, inspeccionando sus bordes laterales. Si observa bordes blanquecinos o rojos, efectúe un pequeño raspado para determinar si se trata de partículas de comida, leucoplaquia u otras anomalías fijas. Seguidamente, palpe la lengua y el suelo de la boca en busca de bultos, nódulos y ulceraciones. La lengua debe presentar una textura lisa y suave, exenta de nódulos, ulceraciones y zonas induradas. La presencia de cualquier ulceración, nódulo o mancha blanca gruesa en los bordes laterales o la superficie ventral de la lengua debe hacer sospechar la existencia de un proceso maligno.
Haga que el paciente incline la cabeza hacia atrás para inspeccionar el paladar y la úvula. El paladar duro, de tonalidad blanquecina, debe presentar forma abovedada, con arrugas transversas, continuándose con el paladar blando, de tonalidad más rosada. La úvula, una prolongación del paladar blando situada en la línea media, tiene una longitud y grosor que varían de unos individuos a otros. El paladar duro puede presentar una protuberancia ósea en la línea media, que recibe el nombre de torus palatinus y carece de importancia clínica. Un nódulo en el paladar no situado en la línea media puede ser un tumor.
Para estudiar la movilidad del paladar blando se pide al paciente que diga “aah” al tiempo que, en caso necesario, se deprima la lengua. Cuando el paciente vocaliza observe la elevación simétrica del paladar blando, mientras la úvula permanece en la línea media. Esta maniobra también permite explorar los nervios glosofaríngeo y vago. La ausencia de elevación bilateral del paladar blando al vocalizar puede deberse a parálisis del vago, en cuyo caso la úvula se desviará hacia el lado del nervio no afectado.

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