Pida al paciente
que cierre los dientes y separe los labios, de modo que pueda observar la
oclusión de los dientes. Esta maniobra le permite explorar también el nervio
facial (VII nervio craneal). La oclusión es correcta cuando los molares
superiores se apoyan directamente sobre los inferiores y los incisivos superiores
sobresalen ligeramente por delante de los inferiores. La protrusión de los
incisivos superiores o inferiores, la ausencia de solapamiento de los incisivos
superiores sobre los inferiores y la existencia de piezas dentarias posteriores
que no coinciden con sus homólogos del otro arco dentario son signos de
maloclusión.
Tipos
de maloclusión
Tipo
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Características
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Tipo I
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La relación entre los molares es
normal, pero la línea de oclusión es incorrecta.
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Tipo II
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Los molares inferiores están
colocados distalmente en relación con los superiores; la línea de oclusión
puede ser correcta o no serlo.
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Tipo III
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Los molares inferiores están
colocados medialmente en relación con lo superiores; la línea de oclusión
puede ser correcta o no serlo.
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Haga que el
paciente retire cualquier tipo de prótesis dentaria móvil y abra la boca
parcialmente. Empleando un depresor de lengua y una fuente de iluminación
potente, inspeccione la mucosa bucal, las encías y los dientes. La mucosa bucal
debe ser de color rojo rosado, suave y húmeda; la desembocadura del conducto de
Stenson debe aparecer en forma de una pequeña protrusión blanco-amarillenta o
blanco-rosada, alineada aproximadamente con el segundo molar superior.
La manchas de
Fordyce son glándulas sebáceas ectópicas que aparecen en la mucosa bucal y en
los labios en forma de pequeñas y numerosas formaciones de color
blanco-amarillento y ligeramente elevadas, que constituyen una variante normal.
Una mucosa muy pigmentada puede indicar patología endocrina. Las cicatrices
blanquecinas o rosadas suelen ser un resultado de traumatismos secundarios a
una deficiente alineación dental. La existencia de una mancha roja en la mucosa
bucal en la desembocadura del conducto de Stenson se relaciona con parotiditis
(paperas). Las úlceras aftosas de la mucosa bucal aparecen en forma de lesiones
blanquecinas, redondas u ovales, circundadas por un halo rojo.
La encía debe
mostrar aspecto rosado y ligeramente punteado, con bordes claramente definidos
y perfectamente ajustados sobre cada diente. La superficie de las encías de
debajo de las dentaduras artificiales no debe presentar inflamación, hinchazón
o hemorragias.
Empleando
guantes, palpe las encías en busca de lesiones de cualquier tipo, induraciones
engrosamientos o masas. No debe haber dolor a la palpación. El épulis, un
granuloma que produce un aumento localizado del tamaño de la encía, suele
corresponder a una alteración inflamatoria, más que maligna. El embarazo, los
tratamientos con dilantina, la pubertad y la leucemia originan aumento de
tamaño de las encías. Las existencias de una línea azul-negruzca
aproximadamente a 1mm del borde de la encía puede indicar intoxicación crónica
por plomo o bismuto. Las hemorragias frecuentes, las encías hinchadas con
huecos aumentados entre los dientes y los bordes de la encía o con bolsas
llenas de desechos en los bordes dentarios se asocian con gingivitis o
parodontosis.
Inspecciones y
cuente los dientes, observando eventuales signos de desgaste, escotaduras,
caries y aftas. Asegúrese de que los dientes están firmemente anclados,
comprobando cada uno con un depresor de lengua. Por lo general, los dientes
tienen un color marfileño, pero pueden presentar una coloración amarillenta por
el tabaco o marronácea por el café o el té. Los dientes sueltos pueden deberse
a patología periodóntica o a traumatismo. Las alteraciones de color en la
corona del diente deben hacer sospechar la existencia de caries.
Cavidad oral
![](http://us.123rf.com/400wm/400/400/pressmaster/pressmaster1012/pressmaster101203185/8501283-imagen-de-una-mujer-joven-durante-la-inspeccion-de-la-cavidad-bucal-con-ayuda-de-espejo.jpg)
Inspeccione el
dorso de la lengua, observando cualquier signo de hinchazón, modificaciones del
tamaño o el color, existencias de velos o ulceraciones. Haga que el paciente
extienda la lengua y examine cualquier signo de desviación, temblor o
limitación de movimientos de ésta. El procedimiento sirve también para explorar
el nervio hipogloso. La lengua extendida no mostrará signos de atrofia y debe
mantenerse en la línea media sin fasciculaciones. Su desviación hacia un lado
indica atrofia lingual lateral y alteración del nervio hipogloso.
La lengua ha de
mostrar un color apagado, húmedo y brillante. Su porción anterior debe
presentar una superficie lisa y suave, aunque sembrada de papilas y pequeñas
fisuras. La superficie de la porción posterior deberá ser suave, ligeramente
irregular o arrugada y provista de una mucosa más fina que la anterior. La
llamada lengua geográfica, una variante normal, presenta zonas superficiales
circulares o irregulares desnudas, en loas que quedan expuestas las puntas de
las papilas. Una lengua lisa, roja y de aspecto meloso puede indicar déficit de
niacina o vitamina B1. Un aspecto peludo de la lengua, con papilas alargadas y
de tonalidad que puede ir del amarillo-pardo al negro en el dorso, se observa
en ocasiones asociada a tratamientos antibióticos.
Haga que el
paciente toque con la punta de la lengua la zona del paladar situada
inmediatamente detrás de los incisivos superiores e inspeccione el suelo de la
boca y la superficie ventral de la lengua en busca de signos de hinchazón y
varicosidades, observando también el frenillo, la cresta sublingual y los
conductos de Wharton. El paciente no debe tener dificultad alguna en tocar con
la punta de la lengua el paladar, por detrás de los incisivos medios
superiores. La cara ventral de la lengua debe presentar una apariencia rosada y
lisa, con grandes venas entre el frenillo y las franjas de la mucosa. Los
conductos de Wharton deben ser evidentes a ambos lados del frenillo.
Sosteniendo la
lengua con un trocito de gasa y la mano enguantada, tire de la misma hacia
ambos lados, inspeccionando sus bordes laterales. Si observa bordes
blanquecinos o rojos, efectúe un pequeño raspado para determinar si se trata de
partículas de comida, leucoplaquia u otras anomalías fijas. Seguidamente, palpe
la lengua y el suelo de la boca en busca de bultos, nódulos y ulceraciones. La
lengua debe presentar una textura lisa y suave, exenta de nódulos, ulceraciones
y zonas induradas. La presencia de cualquier ulceración, nódulo o mancha blanca
gruesa en los bordes laterales o la superficie ventral de la lengua debe hacer
sospechar la existencia de un proceso maligno.
Haga que el
paciente incline la cabeza hacia atrás para inspeccionar el paladar y la úvula.
El paladar duro, de tonalidad blanquecina, debe presentar forma abovedada, con
arrugas transversas, continuándose con el paladar blando, de tonalidad más
rosada. La úvula, una prolongación del paladar blando situada en la línea
media, tiene una longitud y grosor que varían de unos individuos a otros. El
paladar duro puede presentar una protuberancia ósea en la línea media, que
recibe el nombre de torus palatinus y carece de importancia clínica. Un nódulo
en el paladar no situado en la línea media puede ser un tumor.
Para estudiar la
movilidad del paladar blando se pide al paciente que diga “aah” al tiempo que,
en caso necesario, se deprima la lengua. Cuando el paciente vocaliza observe la
elevación simétrica del paladar blando, mientras la úvula permanece en la línea
media. Esta maniobra también permite explorar los nervios glosofaríngeo y vago.
La ausencia de elevación bilateral del paladar blando al vocalizar puede
deberse a parálisis del vago, en cuyo caso la úvula se desviará hacia el lado
del nervio no afectado.